“… Lo que aquí nos atrapa es la fuerza que se ensaña con la materia, los hallazgos gráficos ingeniosos, audaces, imprevisibles que llegan hasta el límite de su resistencia. Es bueno y bello para la belleza plástica que los grafiti alcancen en ocasiones la intensidad y grandeza de las artes arcaicas. Belleza plástica acentuada un poco más por el trabajo sordo de la pared, físico y químico: humedad, calor, intemperie, humos, vapores que les dan su pátina, los corroen, agujerean su relieve y aceleran de tal modo su envejecimiento que parecen verdaderamente provenir de otra época”.
Brassaï (Graffiti parisinos, XX siècle, n.10 , marzo 1958)